lunes, 26 de noviembre de 2012

MARIA GARVI, UNA MUJER INCANSABLE

Después de una vida dedicada al cultivo de la vid y a las continuas labores del hogar en la actualidad ha encontrado tiempo para hacer lo que realmente le apasiona.

Floreros, paneras, servilleteros, lapiceros, cestas decorativas y recipientes para depositar los mandos a distancia. Estas son las utilidades que se le pueden adjudicar a las manualidades realizadas por María Garví Martín. Una paduleña que, sin duda, derrocha imaginación a raudales. Y es que las ganas de sentirse útil al mismo tiempo que está haciendo algo que le gusta es lo que le lleva a elaborar estos productos artísticos. Los materiales con los que trabaja son muy sencillos. Tan sólo alambre y lazos de papel en diferentes tonalidades que ella misma combina. Con estos sencillos materiales realiza este tipo de piezas donde su imaginación se convierte en su mejor sello de identificación.

Con estás manualidades se siente realizada. Pero lo más llamativo de estas piezas decorativas es su gran originalidad, ya que ninguna es igual a la otra.

Estos artículos los elabora para su familia y para las persona cercanas a ella, como afirma a Diario de Almería: "Una vez hechos los suelo repartir entre todos los miembros de mi familia y las vecinas de mi pueblo".

Esto se ha convertido en una forma de eludirse de la rutina diaria, como añade, "Una mujer de mi edad tiene pocas distracciones y estas manualidades me han servido de evasión". Una mujer autodidacta que no ha aprendido a realizarlas en ningún taller, sino que ella misma ha sido la que se interesó por instruirse.

Su propia casa es una muestra de estas piezas ya que, posee un gran número, pero ninguna de ellas igual que la anterior. Como ella misma comenta a Diario de Almería: "Yo me niego a pasar las tardes viendo la televisión, y por ello me busqué algo alternativo a ella" y prosigue "además mi familia está encantada con estas piezas artísticas, porque ven como es una manera de distracción muy sana para mí".

Esta mujer espera poder realizar muchas más cestas y seguir repartiéndolas después entre los componentes de su familia. La trayectoria de está mujer es como la de tantas de su edad. Una vida marcada por las labores del campo y por los quehaceres familiares.

Años en los que el trabajo duro en las viñas de Padules fueron su día a día. Por ello, ahora una vez jubilada se dedica a elaborar estos artículos en la tranquilidad de su casa, en su sillón situado bajo la ventana de su comedor, un lugar acogedor donde María pasa las largas tardes junto a la cadeneta e imaginación. Ya ha encostrado el momento para poder dedicar su tiempo a lo que verdaderamente siempre le ha gustado: la creatividad.  






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